No fue Prat el vencido
aún siendo Grau el vencedor.
Fueron dos glorias navales.
Fueron dos hombres de estirpe.
Dos ramas americanas.
Dos hombres y dos naciones...
Un cielo que los cubría...
un mar que los recibía...
Dos barcos tan diferentes...
La guerra... ¡ un sólo dolor !
Surgiendo van tantos nombres
de entre cortinas de fuego...
y entre ese fuego de infierno,
el sol cayó siendo eterno,
mientras Mutilla y Aldea
mezclaban sangre de hermanos,
con Riquelme y Serrano,
con chilenos y peruanos...
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